Avalado por Médicos del Consejo Mexicano de Oftalmología y por Miembros del Consejo Americano de Oftamología (ASCARS)
Se le llama glaucoma a un conjunto de trastornos en el ojo que pueden derivar en un daño progresivo en el nervio óptico. Una de las características de este tipo de padecimientos es su carácter asintomático en sus primeras etapas, lo que complica las detecciones tempranas, y propicia que la enfermedad se desarrolle hasta causar daños permanentes a la visión o incluso ceguera.
La edad constituye un factor de riesgo, siendo los adultos mayores quienes son más afectados por esta enfermedad. Los expertos hacen hincapié en la prevención como el método más efectivo en contra del glaucoma, ya que una detección temprana puede aminorar el avance de este mal.
¿Qué es el glaucoma?
El glaucoma es un tipo de lesión en el ojo relacionada a la presión intraocular; para entender mejor cómo ambos están relacionados es necesario explicar también cómo funciona nuestro globo ocular.
La parte frontal del ojo contiene un líquido llamado humor acuoso, que en un ojo sano se drena a través de un tejido (malla trabecular) que se localiza en la union del iris y la córnea, pero si el humor acuoso no se drena adecuadamente o se produce en exceso se provoca un aumento en la presión intraocular. Este aumento de presión produce las lesiones oculares que conocemos como glaucoma. Existen de varios tipos:
- Glaucoma de Ángulo Abierto
Es la forma más común de la enfermedad. La malla trabecular por la que se drena el humor acuoso está parcialmente bloqueada, por lo que la presión ocular aumenta gradualmente. El peligro consiste en que el cambio de presión es tan lento y gradual que el afectado puede no darse cuenta hasta que el daño es visible e irreversible.
- Glaucoma de Ángulo Cerrado
Cuando el iris bloquea el ángulo del drenaje es cuando se habla de un glaucoma de ángulo abierto, ya que al quedar bloqueado de manera completa la presión del ojo aumenta súbitamente. Este cambio brusco de presión se manifiesta con dolores intensos en el ojo, en la cabeza, visión borrosa, halos alrededor de las luces, vómitos y mareo. Es necesario acudir al oftalmólogo de inmediato ante un ataque de este tipo de glaucoma.
¿Se puede prevenir?
La mejor manera de prevenir daños permanentes es la detección temprana de la enfermedad, dado que se trata de un mal asintomático. Las consultas anuales con un oftalmólogo son lo más recomendado, sobre todo al pasar la mediana edad, cuando las personas son más vulnerables a padecer este tipo de males. Un diagnóstico completo de parte de un oftalmólogo será necesario para saber si una persona puede desarrollar glaucoma.
Además de la edad, algunos factores de riesgo a considerar son los antecedentes familiares, hipertensión ocular, miopía e hipermetropía elevadas, lesiones y traumatismos en el ojo y padecer otras enfermedades que puedan repercutir en la presión del ojo (como diabetes, enfermedades cardiacas, presión arterial alta, etc.).
Tratamiento
El tratamiento dependerá del tipo de glaucoma y de su grado de avance en el ojo. En el glaucoma de ángulo abierto se recetan gotas para los ojos para disminuir la presión intraocular y el tratamiento suele ser de por vida (ya que el glaucoma es irreversible). A menudo estas gotas se complementan con medicamentos según sea el caso, pero es indispensable no abandonar el tratamiento sin consultar antes con su especialista.
Las cirugías también son otra forma de disminuir la presión dentro del ojo. Entre los tratamientos más utilizados se encuentran:
- Trabeculoplastia: cuando se padece de glaucoma de ángulo abierto, el cirujano puede usar un láser para abrir los canales obstruidos que impiden el correcto drenaje del ojo.
- Iridotomía: se usa en casos de glaucoma de ángulo cerrado y también consiste en el uso de láser. El cirujano crea un orificio en el iris (que obstruye el paso del humor acuoso) para propiciar un mejor drenado del líquido. A menudo este es un tipo de intervención de emergencia.
- Tubos de drenaje: se opera el ojo y se instala un pequeño tubo para drenar el exceso de humor acuoso y regular la presión intraocular.
Por sus características como enfermedad “silenciosa” es que los oftalmólogos recomiendan visitas periódicas, incluso en los pacientes que no tengan antecedentes familiares o sospecha de padecer este mal. En el caso del glaucoma la prevención juega un papel importante en su tratamiento, sobre todo si no queremos que impacte negativamente de manera irreversible en nuestra agudeza visual.
