Avalado por Médicos del Consejo Mexicano de Oftalmología y por Miembros del Consejo Americano de Oftamología (ASCARS).
Los padres sabemos es muy importante estar al pendiente del desarrollo de nuestros hijos, sobre todo en sus primeras etapas de desarrollo, sin embargo, a veces nos preguntamos qué señales pueden indicar el principio de problemas visuales en los niños.
Mientras más pequeño sea el infante, más difícil será detectar sus deficiencias visuales, esto se debe a que el niño no sabe que ve mal, por lo que recae en los padres estar al pendiente de las dificultades que este pueda tener en la realización de actividades cotidianas.
Algunos indicios que podrían indicar una deficiencia visual son la dificultad de distinguir colores y de realizar combinaciones de estos. Cuando se trata de bebés lo normal es que un pediatra dictamine si es pertinente llevar al pequeño con un especialista ante señales como ojos no alineados, pupilas nubladas, o movimientos extraños con los ojos. Lo normal es llevar al infante con un oftalmólogo alrededor de los 5 años, ya que sus ojos se hayan desarrollado lo suficiente para determinar con exactitud su agudeza visual, aunque hay métodos específicos cuando se trata de niños menores a esta edad.
A medida que el niño crece, es más sencillo determinar si hay alguna anomalía con su capacidad visual. Por ejemplo, uno puede fijarse en los dibujos y en la selección de colores que hace para representar el cielo, el césped, las frutas, etc. Si le es muy difícil distinguir un color de otro, esto podría ser indicio de algún problema visual. También si el niño tropieza con regularidad o se golpea más de la cuenta, pueda deberse a que algo no está bien con su campo de visión.
A partir de que son capaces de leer ya se puede determinar si el niño tiene algún problema de refracción. Si se trata de infantes acostumbrados al uso de pantallas electrónicas, no debe ser normal que se acerque demasiado a la pantalla, lo mismo ocurre cuando se trata de libros. Esto puede ser señal de que el niño requiere de revisión en su agudeza visual.
Otra señal de problemas visuales es cuando los pequeños se quejan de dolores de cabeza constantes, sobre todo tras realizar actividades que involucren su concentración visual de manera prolongada.
El desempeño académico de nuestros hijos pueden ser otro indicador. Si le da trabajo tomar notas del pizarrón o seguir la clase, puede que esté relacionado con que no pueda ver con claridad lo escrito a lo lejos, pues ocurre que niños que nunca han tenido problemas de comprensión, de repente, bajan de calificaciones de manera inexplicable. Detalles como estos pueden ayudarnos a determinar si nuestro hijo requiere de una cita con un especialista.
Recordemos que mientras más temprano se detecte un problema visual, menos impacto tendrá en su crecimiento. Tratar a tiempo con estas complicaciones es responsabilidad de los padres, quienes deben estar al pendiente de la salud visual de sus hijos. Esperamos que esta guía te resulte útil y si detectas algún problema, no dudes en acudir con tu oftalmólogo.