Avalado por Médicos del Consejo Mexicano de Oftalmología y por Miembros del Consejo Americano de Oftamología (ASCARS).
Las cataratas y el ptergión (o carnosidad, como se le conoce comúnmente) son dos padecimientos diferentes, aunque es común que estos se confundan en el entendimiento de la población general. ¿Cómo distinguimos la una de la otra? Aquí te explicamos.
Lo primero es distinguir en qué consisten ambas enfermedades. Las cataratas son la opacidad del cristalino, lente natural que se encuentra dentro del ojo (detrás del iris y la pupila), esto afecta de manera directa la vista del afectado.
El pterigión es una especie de telilla o carnosidad que se origina sobre la conjuntiva, en la parte blanca del ojo y cuando crece tiene un aspecto poco estético. Se podría decir que las cataratas se ubican al interior del ojo, mientras que el segundo se manifiesta al exterior.
Otra diferencia se explica en las causas. Las cataratas se explican como un proceso degenerativo del cristalino que, con la edad, ya no distribuye con eficacia el agua y las proteínas que lo mantienen sano, y esto ocasiona la formación de cúmulos que perjudican la capacidad del cristalino para percibir la luz y enfocar, esto explica porque la mayor parte de la población afectada es la de los adultos mayores.
Por su parte, el pterigión está fuertemente asociado con la continua exposición del ojo a la luz solar o por la sequedad ocular, agregado a un componente de predisposición genética. Se recomienda el uso de lentes de sol y sombreros a las personas que gusten de las actividades al aire libre de manera prolongada para evitar este tipo de lesiones.
En los síntomas también hay diferencias fundamentales. En el caso de las cataratas, estos comienzan de manera discreta, y estos suelen ser vista borrosa, hipersensibilidad a la luz, y también falta de vivacidad en los colores.
En su origen, el pterigión también se muestra asintomático, además de manifestarse como una tela blanquecina en el ojo, que en ocasiones puede irritarse y abultarse, ocasionando picazón y enrojecimiento ocular. A medida que el pterigión crece se vuelve más severo, ya que se expande hacia la córnea y puede afectar a la visión.
Al ser enfermedades diferentes, los tratamientos serán necesariamente específicos para cada caso.
Dependiendo del tamaño y la gravedad del pterigión. Cuando este es pequeño, se suelen recetar gotas para los ojos para hidratar y acabar con la sensación de molestia, pero una vez que la lesión crezca, es necesario una intervención quirúrgica, pues no hay medicamento que erradique el pterigión. La cirugía se realiza con anestesia local y consiste en extirpar la parte de la conjuntiva afectada e injertar otro pedazo del mismo paciente para reemplazarlo.
Ahora que conoces las particularidades de cada una, ya no confundirás la carnosidad en el ojo con las cataratas. Si tu padeces o conoces a alguien que pudiera estar pasando por estas molestias, no dudes en acudir a una clínica oftalmológica, donde te podrán dar la atención que necesitas.