Avalado por Médicos del Consejo Mexicano de Oftalmología y por Miembros del Consejo Americano de Oftamología (ASCARS).
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) las cataratas (junto con el glaucoma, la retinopatía diabética y la opacidad corneal) es una de las principales causas de ceguera crónica relacionada con la edad. Lo preocupante es que, según la OMS, 80% de todos los casos de visión deficiente a nivel global se consideran evitables, incluido las cataratas.
Esta afectación ocurre cuando el cristalino (un lente que refracta la luz que ingresa en el ojo), que es transparente de manera natural, se opaca o nubla, por ello los afectados a menudo la describen como intentar ver a través de un cristal empañado.
La formación de cataratas está muy ligada a la edad, puesto que llega un momento en el que, por causas del envejecimiento, las proteínas que conforman al cristalino se acumulan en determinadas áreas en vez de distribuirse con normalidad, dando como resultado la opacidad en nuestro lente.
Por lo general, las cataratas aparecen alrededor de la mediana edad, y aunque en un principio pueden ser asintomáticas, estas avanzan progresivamente hasta volverse una molestia evidente que puede afectar nuestra vida cotidiana. Algunos de los síntomas son visión borrosa, los colores pierden brillo, molestia e hipersensibilidad ante la luz, dificultad para ver en la noche, cambios bruscos en su dioptría y en algunas presencia de vista doble.
Revisiones periódicas (recomendadas una vez al año en personas sanas y máximo cada dos años) ayudarán a detectar con rapidez esta afectación; de cualquier forma, lo más recomendable es atenderse con un oftalmólogo en el momento en el que se sospeche de tener cataratas, pues la cirugía para remover cataratas es uno de los procedimientos más seguros y eficaces que se practican en la actualidad.
En la intervención por cataratas se remueve el cristalino y se reemplaza por un lente intraocular (IOL, por sus siglas en inglés). Existen dos técnicas para remover el cristalino: la facoemulsificación (en el que una sonda ingresa a través de una pequeña incisión y se destroza al cristalino con pequeñas ondas ultrasónicas para removerlo aspirándolo) y la cirugía extracapsular (que consiste en una incisión más extensa y se remueve al cristalino de una sola pieza).
Una vez realizada la operación el paciente será valorado y en ese mismo día podrá ir a su casa a recuperarse siguiendo las instrucciones que su médico le haya proporcionado. Tu oftalmólogo sabrá cual es el método más adecuado para tu caso particular.
Aunque es menos común, la presencia de cataratas en infantes también es una posibilidad ante la que los padres deben estar conscientes. Se conoce como catarata congénita cuando un bebé nace o las desarrolla durante la infancia, por lo que también es importante llevar al niño al oftalmólogo (3 años es la edad recomendada para una primer visita) y estar pendiente de cómo estos interactúan con el mundo a su alrededor, pues a menudo los niños no expresan las dificultades que tienen en la vista, pero sí pueden dar señales cuando se les dificultan acciones como leer y jugar.
Repetimos: una vez detectadas las cataratas lo mejor es que nuestro médico determine cuándo y con qué procedimiento actuar. Revisiones anuales aumentan las posibilidades de detectarlas antes de que se vuelvan un problema que afecte nuestro estilo de vida, que a menudo muchos dejan pasar porque no saben que la operación y recuperación son muy sencillas.